sábado, 9 de enero de 2010

Mayo'09. En un bar perdido en Santiago...


El humo del cigarro consume mis pensamientos, en esta tierra todo se ve más pequeño. Sigue ahí un vacío, y el estruendo continuo de sueños rotos destrozados contra el suelo.

Tu estás aquí, conmigo, con ella, con todos los que sabemos que conocerte fue un misterio y un delirio, y un placer. Si tan sólo pudiera reconocer, perdida entre el barullo de gentes con prisa, gentes grises, adormecidas, tu perfecta sonrisa, capaz de abrirse paso hacia la salida, y de llegar directamente al alma escondida.

El humo del tabaco dibujando formas de otros días, en los que sentadas en tu terraza arreglábamos mundos que dimos por perdidos, haciendo que una lágrima se convierta en un sueño,

tú cortando láminas, yo coloreo, y entre empachos de gominolas y panchitos, canturreamos tonterías.

El cigarro se ha apagado, ha dejado una humareda, me empaña la vista, me pican los ojos, y lloro.

Por haber conocido a esa mujer sin sentido, en un mundo de locos. Nos hacias volar a través del tiempo, y nos íbamos al mundo de los sueños, donde no hay trampa ni Dios, solo sueños.

Creamos la fórmula de la felicidad, recordando cómo se viven las horas, se disfrutan los minutos y se comaprten los segundos.

No se lleven a engaño, señores, ella no se ha ido. Está aquí, enfadada por cada lágrima desperdiciada, y feliz por ver que consiguió que toda su fuerza ser repartiera entre nosotros, sonriente por saber que no sufrirá, y que nos ha enseñado a no sufrir más.

Que al mundo no le sobra ni le falta, hay que hacer la vista gorda, sin dar pie a que nadie te parta el corazón en mil pedazos, sin vivir más que el momento, sin dejar nunca nada en el tintero, ni olvidar decir un "perdón" o un "te echo de menos".

Sin saber porqué, enciendo otro rubio, y su humo empieza a elevarse, y tú estás aquí sentada, en un bar cualquiera de Santiago. Frente a mi, echando mil cucharadas de azucar a un café que se desborda, y me miras, y sonries, y empiezas a meterte con mi ropa negra. Y nos reímos a carcajadas, y pensamos en esas tortitas con nata que no sibamos a tomar, y miras a través de la ventana, y te pierdes echando un vistazo al cielo en silencio. Piensas en tu mundo, en tus cosas, jugando con un rizo de tu pelo.

No te has ido, estás aqí conmigo, las dos miramos desde la ventana, buscando más allá esa estrella, tu estrellita, donde vas a dormir todas las noches, y de donde vienes, cabeza melón, todos los dias, a recordarnos que la vida hay que vivirla, y la felicidad hay que compartirla.

Café, humo, murmullo, lluvia, risas, sueño y recuerdos.

11'35 de la mañana, Santiago de Compostela.

1 comentario:

  1. Los bellos recuerdos siempre viviran en nuestro corazon...

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