lunes, 15 de febrero de 2010

Insomnio redundante


Verá doctor, hace ya bastantes días que me viene sucediendo esto que le digo. Y es un decir, ya que no se lo puedo explicar bien, como habrá comprobado.

No entiendo porqué, y (disculpeme por mi naturaleza relativista) pero todo intento de razonamiento lógico que elaboré no me pareció de peso suficiente para considerarlo una "explicación".


Sabe, doctor, esas veces que uno tiene una inquietud tan grande dentro de sí mismo, que da la impresión que el pecho va a hacer explotar los botones de la camisa, si late una vez más?

Es agobiante pasar momentos así, pero mire, yo he temido por el futuro incierto de todas las camisas que tengo en el armario, señor. Y es que estas palpitaciones me revientan por dentro desde hace días, muchos días. Tantos que ni recuerdo cómo empezó todo.


Mi enfermedad, si así podemos llamarla, no tiene una sintomatología definida. Temo por que no me ayude usted a saber la respuesta, y aún más, por que hasta dudo de que exista una cura.


Sí... recuerdo levemente que los primeros episodios vinieron causados por una tristeza tremenda, pero mi cabeza se encuentra tan alborotada, que si usted me pregunta, señor, ya ni puedo decirle a qué venía tanta tristeza. Recuerdo echar de menos un sinfín de cosas, mientras me sumía en un profundo letargo. Disculpe si no me explico con claridad, pero no sabría como explicarle lo que se siente viviendo en una crisálida. Alguna vez ha visto el mundo desde una crisálida, doctor? Tan sólo borrones, manchas, colores difusos? Yo recuerdo levemente algo así, quizás esa fue una de las razones que impulsó este "mal" que desde tanto tiempo llevo arrastrando.


No sé, señor, cómo explicar lo que tengo dentro. Sabe usted, cuando me tumbo en la cama por las noches, intento estirarme, de los pies a la cabeza, y cerrar los ojos. Pero vuelve de nuevo, ese palpitar incesante. Ese monstruo de dudas y remordimientos, de odio y desidia, de hastío y de grito silencioso, ahí esta, doctor, dispuesto a hundir mi pecho una vez mas, y de nuevo, intento no escuchar y abrir los ojos, y perder una oportunidad más de reposar y abandonarme al mundo de los sueños... Alguna vez pensé que me estaba volviendo loco, pero descarté la idea, porque si admitiera que lo estoy, nunca lo estaría (los locos patológicos niegan estarlo, ya lo sabe usted, y ahora que lo pienso, qué paradójico es el asunto, ¿no?)... Pero volviendo a mi "mal", realmente me encantaría saber cuál es el origen y causa de mismo. Piense usted que esta última etapa de mi vida no fué muy alla, que si altibajos, que si muchas historias (con las que a usted no le voy a molestar), y quizás haya derivado de todo eso, más las angustias ocultas que todo ser humano guarda celosamente para sí. Quizás estas últimas sena mas nocivas de lo que yo pensaba, vaya usted a saber.


Sí, doctor. Lo que no me deja vivir es algo que está aquí dentro, y que parece disfrutar y alimentarse de mi angustia. Dígame, usted conoce otros casos? Y cree que es grave? No sé cuánto me queda, pero si es verdaderamente poco, si estoy muy grave, dígamelo, porque en ese caso no quiero que me pille durmiendo. Ya bastante tengo con lo que tengo dentro, señor, que no quiero que la muerte me pille de sorpresa...prefiero ver cómo se acerca, y ser consecuente con la realidad, antes que no despertar de un mal sueño. Disculpe mis desvaríos, pero creo que me estoy haciendo viejo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario