miércoles, 5 de noviembre de 2008

Acto IV (o cómo ver a través de los ojos de un niño)


"...mientras daba vueltas en el tio vivo, montado en su corcel negro, que subia, y bajaba, y subia, y bajaba....empezó a mirar hacia el exterior de la circunferencia que marcaba consigo mismo, intentando encontrar la silueta de su madre... y cuanto mas giraba, y giraba, más vueltas le daba la cabeza...era una experiencia única, las lágrimas se dejaban caer por sus mejillas, y él sonreía y abría los brazos, con las palmas muy abiertas, como queriendo abrazar ese segundo en el cual nada más importaba, solo dar vueltas y vueltas, en un tio vivo de colores, percibiendo el aroma del algodón de azúcar y las manzanas con caramelo, escuchando un vals al compás del rítmico sube y baja de su caballo de madera, mezclado entre las risas y gritos de miles de niños.... Entonces fué cuando se prometió a sí mismo que nunca, jamás en la vida, bajaría de allí..."

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